Son muchos los tipos de bibliotecas que existen en la actualidad. A pesar de que todas mantienen un núcleo similar en cuanto a la organización de los contenidos y la accesibilidad de los mismos a los usuarios, a efectos prácticos son muy diferentes entre sí.
No existe una única manera de ordenar los tipos de bibliotecas, sino que depende del organismo al que decidamos prestar atención. La UNESCO, el Instituto Nacional de Estadística (INE), la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA) y la American Library Association (ALA) cuentan con diferentes clasificaciones para las bibliotecas.
Si nos centramos en la clasificación del Instituto Nacional de Estadística (INE), son seis las tipologías que nos podemos encontrar:
- Bibliotecas nacionales.
- Bibliotecas centrales de comunidades autónomas.
- Bibliotecas públicas.
- Bibliotecas para grupos específicos de usuarios (no especializadas).
- Bibliotecas de instituciones de enseñanza superior.
- Bibliotecas especializadas.
Bibliotecas especializadas, científicas y universitarias
La gran mayoría depende de instituciones oficiales, mientras que una pequeña parte está relacionada con organismos privados. Su objetivo es ofrecer una colección de fondos sobre una disciplina específica a los usuarios e investigadores que trabajan en los centros de los que dependen las mismas.
Estas bibliotecas tienen la misión de ofrecer servicios especializados, con un tratamiento muy minucioso y posesional. Sus trabajadores se caracterizan por tener una formación muy específica y un nivel de conocimiento elevado.
La Red de Bibliotecas del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) se alza como el conjunto más importante de bibliotecas especializadas y científicas en España con aproximadamente 80 centros repartidos a lo largo de diez comunidades autónomas.
Cabe destacar las bibliotecas universitarias y la Red de Bibliotecas Universitarias (REBIUN), organismo que representadas todas las bibliotecas universitarias y científicas españolas. Una red formada por las bibliotecas de las 76 universidades miembros de la CRUE (50 de ámbito universitario público y 26 de ámbito universitario privado) y el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).
Servicios para la investigación
La Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA) une en una misma categoría las bibliotecas académicas y de investigación. Anteriormente se encontraban en secciones independientes, sin embargo, se han unido con el objetivo de fomentar la cooperación y el desarrollo entre estos dos tipos de centros.
La biblioteca universitaria CRAI (Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación) tiene un papel clave de apoyo a la investigación dentro de la Universidad. Por un lado, se ocupa de gestionar las fuentes de información que emplean los docentes y los académicos (bases de datos, fondos bibliotecarios, etc.) y conjuga una colección documental actualizada. Por otro lado, lleva a cabo una función de apoyo y formación, tanto a los investigadores como a los alumnos, en la utilización de herramientas de gestión de la información.
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¿Cómo pueden las bibliotecas universitarias apoyar a sus investigadores?
La investigación también ha evolucionado hacia la digitalización y, como consecuencia, la de ámbito digital tiene un peso tremendamente grande actualmente.
Este tipo de estudio es la evolución natural de la investigación tradicional hacia el ecosistema de internet. Su finalidad es la de proporcionar la ayuda y los recursos necesarios a profesores, trabajadores y universitarios durante sus proyectos.
Las bibliotecas son de gran ayuda en servicios de metadatos, que mejoran la visibilidad de sus recursos académicos; de preservación digital, mediante el alojamiento del material en los sistemas de las bibliotecas; de colecciones especiales, poniendo a disposición del público libros raros, documentos sonoros, etc.; de asesoría especializada, para ofrecer orientación a cualquier miembro de la comunidad investigadora; etc.
Las bibliotecas y sus bibliotecarios cumplen una función clave de soporte a la investigación científica en lo que a la clasificación y preservación del material se refiere. La cooperación entre ambas áreas es clave para facilitar los procesos y poner a disposición de la comunidad investigadora un amplio rango de recursos.
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